
Sigo buscando entre los libros mios y de los tios jovenes, que todavía encuentro en la biblioteca de mi viejo dormitorio en la estancia. Y siempre detrás de algún anaquel aparecen estos sobados ejemplares traidos de Europa o de Estados Unidos en nuestros viajes de la época. Cuantos recuerdos y que alegría estos reencuentros con mis primeros estímulos amorosos aunque solo fueran literarios...
dr. Alberto del Campo.