viernes, 9 de abril de 2010


..."Cuando recuperé el sentido en la calle, volví a examinar la escena. Mis relaciones normales con las mujeres parecían de repente carentes de sentido. Había descubierto un raro placer en el azote; era superior a mí. Sólo me arrepentía de una cosa: había azotado el culo de Gina sin que yo pudiera verlo, de forma que no pude contemplar que aspecto tenía. Me imaginé como sería si volviera a hacerlo, pero esta vez observando el movimiento de sus nalgas desde detrás, dibujando mi gesto como una película a cámara lenta para saborearlo mejor, excitado hasta el punto de que casi no podía andar....”
El arte del azote / 2 - El primer azote
Jean-Pierre Enard y Milo Manara